Deficiencia de hierro en atletas

Revista Sportraining
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Carles Tur, entrenador de alto rendimiento de atletas, triatletas y trail runners

Es Licenciado en Ciencias de Actividad Física y el Deporte, Graduado en Fisioterapia, Grado en Nutrición Humana y Dietética, Máster en Fisiología Integrativa. Entrenador de Alto Rendimiento, llevando en la actualidad a triatletas de la talla de Miquel Blanchart y Carlos López. Ha sido preparador físico en el CAR de Sant Cugat. Profesor colaborador en el Máster de triatlón del INEFC de Barcelona. Profesor colaborador de IEWG.

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Paula Findlay, triatleta canadiense, flamante campeona del primer campeonato del mundo PTO disputado recientemente en Daytona, a sus 23 años disputó unos Juegos  Olímpicos de Londres que jamás olvidará. Desafortunadamente, Paula cruzó  la meta la número 52, sus piernas no respondían, su fatiga era mayor que sus ganas  para alcanzar el pódium. Al regresar a su país, sus médicos, atónitos, vieron que sus  niveles de hierro eran tan bajos que casi no entendían como podía levantarse de la  cama. Esta historia real ilustra una de las deficiencias más comunes en el deporte, la  deficiencia de hierro, con una incidencia del 24 al 47% de las mujeres y del 0-17% en  los hombres.

¿Por qué es importante el hierro en el organismo?

Este mineral tiene importantes funciones en tu fisiología. No solo es responsable de la formación de la hemoglobina y del transporte de oxígeno a los tejidos, sino que  también, forma parte de muchas proteínas que necesitan de este mineral para su  correcto funcionamiento. Para que te hagas una idea, el hierro se encuentra presente  en las proteínas de la cadena de transporte de electrones de la mitocondria, lo que  permite que se produzca finalmente energía en forma de ATP. Además, el  metabolismo mitocondrial de las grasas y los carbohidratos requieren como aceptor  final de electrones el oxigeno. De esta forma, si tu capacidad de transporte de  oxígeno es menor debido a la deficiencia de hierro, la producción de energía vía  oxidativa será también menor dando lugar a un aumento del uso del glucógeno y su  agotamiento, disminución del pH de la células musculares y fatiga. Ahora podrás, al  menos en parte, entender porque Paula casi no podía tirar de sus piernas. No son las  únicas funciones del hierro, otras muchas acompañan a este mineral cuya homeostasis es fundamental.

Demandas aumentadas en atletas ¿Por qué?

Sin embargo, y como decíamos al principio, su deficiencia no es poco común.  Diferentes motivos como la demanda aumentada de hierro por el incremento de  producción de glóbulos rojos en los deportistas, pérdidas por el sudor, hemolisis o  ruptura de hematíes propia de algunos deportes, hemorragia gastrointestinal,  pérdidas de sangre por la orina, pérdidas menstruales, hipoxia y también por el  aumento transitorio tras el ejercicio de una hormona conocida como hepcidina,  hacen que la homeostasis de hierro en el atleta sea en ocasiones difícil de mantener (Ver figura 1).

Deficiencia de hierro en atletas
Deficiencia de hierro en atletas

 

Una hormona regulando el hierro: la hepcidina

El estado del hierro está estrictamente controlado en el cuerpo por la regulación homeostática del hierro a través del intestino y las células. En 2004 fue descubierta  una proteína que regulaba la absorción y disponibilidad de este mineral, la  hepcidina. Su función es fundamental para evitar que se absorba hierro cuando no es  necesario, evitando así la sobrecarga de hierro, uso del hierro por  microoganismos para su crecimiento o producción excesiva de especies reactivas del  oxígeno.

La hepcidina ejerce su principal acción sobre los canales de ferroportina  internalizándolos. Estos canales que se encuentran en la zona las intensidades a la  sangre y en otras células como los macrófagos que contienen el hierro proveniente de los glóbulos rojos ya envejecidos favoreciendo así su reciclaje. De forma sencilla,  aumentos en los niveles de hepcidina dan como resultado una disminución de la  absorción de hierro y su disponibilidad.

Es importante que conozcas ahora que tras el ejercicio se observa un periodo entre 3- 6 horas posteriores donde la hepcidina puede mantenerse elevada, lo que dificulta la  absorción y disponibilidad de hierro (ver figura 2). Es una proteína inflamatoria  conocida como IL-6, la que aumenta y señala al hígado que produzca esta hormona reguladora del hierro. La IL-6 aumenta fundamentalmente en relación  fundamentalmente con la duración del ejercicio, aunque la intensidad,  disponibilidad de glucógeno e incluso dependiendo de las características del  ejercicio, la ingesta de carbohidratos puede aumentar o disminuir, en el caso de los carbohidratos durante el ejercicio, las concentraciones de esta proteína inflamatoria.
Por tanto, tras el ejercicio existe un periodo ventana que debe ser considerado a la  hora de establecer pautas de corrección de la insuficiencia de hierro con o sin  anemia, sobre todo, en atletas que se encuentra en los márgenes próximos que le  llevan a la deficiencia y cuando realizan entrenamientos frecuentes de elevado  volumen.

 

El camino hacia la anemia

Una pregunta interesante para responder en este artículo es cómo nuestra atleta  llegó a una deficiencia de hierro con anemia. Para ilustrar lo que diría una analítica  en cada fase, podemos verlo en la figura 3.

 

¿Cómo podemos actuar en cada una de las fases?

En los estadios de hierro subóptimo y estadio 1 de depleción de hierro se debe  apostar por un enfoque centrado en los alimentos. Las recomendaciones actuales de  ingesta de hierro varían entre 8mg en hombres y 18mg en mujeres. No sabemos si  realmente los atletas necesitan de mayor cantidad, pero debido a los factores que  condicionan una mayor uso y pérdida todo apunta a que sí.

Un estudio reciente mostró que el consumo de hierro siguiendo estas recomendaciones durante un periodo de entrenamiento intenso so no fue suficiente, produciéndose una reducción de la ferritina en el grupo de atletas entre un 25-40%.

La fuente de hierro que se introduce en la dieta del atleta es importante. El hierro  que proviene de alimentos de origen animal, hierro normalmente «hemo», tiene una  ma yor biodisponibilidad que el hierro de fuentes fundamentalmente vegetales  conocido como «no hemo». Esto es importante, cuando más sabiendo que en la dieta  el mayor aporte de hierro proviene del no hemo. Además, se debe prestar  atención a los factores que potencian o disminuyen la biodisponibilidad del hierro no  hemo. Por ejemplo, es bastante conocido que la vitamina C favorece la  absorción  del hierro no hemo. Sin embargo, alimentos típicos en la nutrición y recuperación 
del atleta como la leche, dado su contenido en calcio, pueden interferir en la  absorción del hierro no hemo. Además, otras sustancias presentes en café, té o  cereales pueden actuar también interfiriendo esta absorción.
Te dejamos esta tabla donde puedes ver algunos de los factores que favorecen o interfieren en la absorción de hierro.

 

 

Se debe vigilar la composición de macronutrientes de la dieta y su efecto sobre el metabolismo del hierro tras el ejercicio. Esto puede ser particularmente  importante  en atletas que tengan mayores requerimientos como pueden ser aquellos que estén  en periodos de crecimiento, altitud o atletas de resistencia. Además, aquellos con  dietas bajas en hierro como el caso de los deportistas veganos o en deportistas de  categoría deben planificar cuidadosamente su dieta.

Por último, podemos intentar mediante la nutrición actuar sobre la producción de  hepcidina. Varios estudios han intentado ver la influencia de diferentes estrategias  sobre esta hormona. Los carbohidratos posteriores al ejercicio no parecen influir  significativamente en ella, esperar a terminar el ejercicio puede ser demasiado tarde.  Sin embargo, bajos niveles de glucógeno durante el ejercicio intenso si parecen  aumentar IL-6 y posterior al ejercicio la hepcidina, lo que hace pensar que comenzar  el ejercicio con unas reservas adecuadas de glucógeno puede ser interesante para  atenuar la respuesta de esta hormona al ejercicio. Esto es importante a considerar  sobre todo atendiendo a las actuales estrategias de entrenamiento con baja  disponibilidad de carbohidratos, debiendo ser introducidas en sesiones de entrenamiento ligeras que estén enfocadas a las mejoras de las adaptaciones  moleculares al ejercicio.

Recientemente se está observando el impacto de la dieta cetogénica sobre el estatus  de hierro en los atletas. Más allá del efecto de este tipo de dieta sobre el contenido de  glucógeno, parece que este tipo de enfoques pueden dar lugar a aumentos  acumulativos en los niveles de hepcidina (tanto al inicio como al final del ejercicio) lo  que pueden tener un efecto negativo en el estado del hierro; sin embargo, hacen falta más estudios que puedan ver el efecto crónico de la restricción de carbohidratos  sobre la hepcidina. Sin embargo, la exclusión de algunos alimentos en  este tipo de dietas también puede afectar a la ingesta de hierro. Por ejemplo, un estudio reciente observó que en los deportistas que siguieron una dieta cetogénica el contenido en hierro de su dieta fue un 25% menor que aquellos que tuvieron una  dieta rica en carbohidratos, lo que pudo deberse a la exclusión en el primer caso de  alimentos fortificados como cereales y granos. Otros estudios han podio ver estos  mismos resultados donde los deportistas que siguieron una dieta alta en  carbohidratos consumieron significativamente más hierro que aquellos que optaron  por una dieta alta en grasa y baja en carbohidratos.

Por último, quisiéramos destacar la importancia de la disponibilidad de energía en la regulación del hierro. Parece existir una bidireccionalidad entre el estado de hierro y la disponibilidad de energía, pudiendo estar involucrado el hierro en algunas de las  manifestaciones clínicas de la baja disponibilidad de energía, o la baja disponibilidad  de energía contribuir a un bajo estado de hierro. Se ha observado una  elevada deficiencia de hierro en atletas con baja disponibilidad de energía. Además, la hepcidina parece estar aumentada en condiciones de baja disponibilidad  de energía, lo que vincula la producción de estas hormonas con otro factor  independiente al estímulo inflamatorio derivado del ejercicio.

Conclusiones 

El estado de hierro en los atletas debería ser monitorizado constantemente durante  todo el año de entrenamiento. Es importante una detección temprana de las reservas  bajas de hierro, siendo en los primeros estadios la intervención nutricional la  principal acción seguida de la suplementación oral de hierro en el siguiente estadio y,  por último, en el caso de una insuficiencia de hierro con anemia, el uso de hierro  por vía parenteral. Tanto la suplementación oral de hierro como la vía parenteral de  administración deben ser prescritas y realizadas por el médico. Los bajos niveles de hierro hasta llegar a un estado de depleción de las reservas propio de la anemia,  dejan un camino de consecuencias negativas en los deportistas como función inmune  comprometida, letargo, debilidad, disminución del rendimiento físico e  incluso alteraciones psicológicas. Las estrategias nutricionales deben incluir el  asegurar una adecuada ingesta de alimento con una adecuada cantidad de hierro  biodisponible o aplicar estrategias que aumenten su biodisponibilidad y reduzcan la  interferencia en su absorción por algunas sustancias. Es importante evitar adoptar enfoques de alimentación que puedan afectar de forma crónica a los niveles de  energía y comprometer las reservas de glucógeno, adoptando estrategias que  aseguren un aporte adecuados de carbohidratos para el ejercicio y realizando  enfoques de entrenamiento con baja disponibilidad de carbohidratos de forma  deliberada en sesiones ligeras con el fin de mejorar las adaptaciones.

BIBLIOGRAFÍA

Mata, F.Comer para ganar. Una forma diferente de aprender nutrición deportiva. En prensa.

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