Es Licenciado en Ciencias de Actividad Física y el Deporte, Graduado en Fisioterapia, Grado en Nutrición Humana y Dietética, Máster en Fisiología Integrativa. Entrenador de Alto Rendimiento, llevando en la actualidad a triatletas de la talla de Miquel Blanchart y Carlos López. Ha sido preparador físico en el CAR de Sant Cugat. Profesor colaborador en el Máster de triatlón del INEFC de Barcelona. Profesor colaborador de IEWG.
A diferencia de los atletas, los triatletas tienen que correr con una fatiga previa provocada por la realización de los dos primeros segmentos del triatlón: natación y ciclismo. Su rendimiento en carrera a pie se vea condicionado, en mayor o menor grado, dependiendo de cómo se haya desarrollado especialmente el ciclismo. Por ello, ENTRENAMIENTO el entrenamiento de carrera de un triatleta es ensiblemente diferente al de un atleta.
Depende de la prueba de atletismo, pero creo que la mayor diferencia radica en que el atleta competirá en un estado sin fatiga y el triatleta al tener dos disciplinas previas competirá con mayor fatiga (sobre todo en larga distancia). Por otro lado, la formación de técnica de carrera será mucho mayor en el atleta que en el triatleta. Para finalizar, la posición del triatleta encima de la bicicleta hace que exista un uso de la musculatura flexora de cadera, la cual si no se compensa repercutirá en una técnica de carrera deficiente causando que el triatleta corra con una cadera «baja y un «over striding», por lo tanto serán dos puntos clave a mejorar en la técnica del triatleta.
Depende de cada triatleta, a nivel general los rasgos más comunes son los citados en el apartado anterior: cadera baja y «over striding»; por otro lado, también suele ser habitual pie débil, desalineación de las extremidades inferiores, debilidad de la musculatura pélvico trocantérea, falta de impulsión con los brazos, falta de estabilización en el tronco, etc.
En mi humilde opinión depende de la modalidad de triatlón y del grado de experiencia del triatleta. En primer lugar, creo que es esencial realizar un trabajo desde la base formativa; este aspecto es clave en la formación del triatleta y su construcción de la técnica de carrera a pie. Por otro lado, en la formación del triatleta se han de ir trabajando otros aspectos que garantizarán el buen rendimiento en el segmento de carrera a pie, como por ejemplo, tener un pie reactivo, desarrollo de la VAM, mejora de la resistencia aeróbica, aumento de cargas de manera progresiva y controlada, etc.
Los segmentos de natación y ciclismo afectan de diversa manera a la fatiga en el segmento de carrera a pie. Cuanto más largo e intenso es el triatlón más se suelen ver afectados diversos parámetros fisiológicos, tales como: aumento de temperatura corporal, disminución de depósitos de glucógeno, fatiga de la musculatura respiratoria, aumento de fatiga cerebral y muscular, etc. Por lo tanto, la economía de carrera a pie se ve afectada incrementándose de manera significativa (Hausswirth et al 2001, Millet et al 2009, Boussana et al 2003.)
En mi opinión el período específico es el período ideal para empezar a trabajar las transiciones específicas en función de si es corta o larga distancia. Depende de la distancia del triatlón trabajaremos más o menos duración y creo que un aspecto fundamental es que la intensidad sea similar o un poco por debajo del ritmo de competición, ya que nos interesa trabajar a un ritmo similar al que se competirá con fatiga, de nada le sirve a un triatleta realizar una transición 20s/km más rápido si en competición no trabajará esos ritmos.
Creo que los aspectos que mayor diferen ciarían el trabajo de fuerza es respecto a los velocistas y medio fondistas, donde el componente explosivo o láctico tiene una mayor relevancia respecto a la fuerza que útil de un triatleta tanto de larga como de corta distancia. Como aspectos generales podemos comentar que un fondista puede tener bastantes similitudes en el trabajo de fuerza respecto a un atleta; estás pueden ser, trabajo en gimnasio, trabajo de cuestas, trabajo del pie, trabajo en arena, etc. Creo que es básico poder analizar qué necesidad tiene el triatleta, su nivel, qué medios ha trabajado y cuáles no, y así ir planificándolo en función de sus características, carencias, nivel, puntos fuertes, puntos débiles, etc
En mi caso me gusta trabajar con el control de la carga a nivel subjetivo (sensaciones), y después analizar los parámetros objetivos: tiempo, kilómetros, TSS, analítica, variabilidad de la frecuencia cardíaca, etc.
Creo que la clave es no volverse loco con los datos objetivos y juntarlos con las sensaciones del deportista. Una vez analizadas las sensaciones subjetivas y los datos objetivos, puedes sacar las conclusiones más oportunas para ajustar la planificación.
En aquella prueba en que el desgaste a nivel fisiológico sea mayor, mayor deshidratación, fatiga muscular, fatiga cerebral, etc. En mi opinión la larga distancia es dónde se suelen ver mayores explosiones en la carrera a pie, ya que el segmento de ciclismo al ser más largo hay mayores índices de depleción glucogénica, mayor deshidratación, etc. Evidentemente cada prueba es un mundo y no solo en la larga distancia podemos observar casos de fatiga límite o incluso golpes de calor por deshidratación, (ejem: la gran final de la Copa del Mundo de Cozumel de 2016 con Jonathan Brownlee sufriendo un golpe de calor a escasos 500m de la llegada).
Creo que el factor determinante a nivel de fatiga en ambas especialidades será el ritmo y «pacing» de carrera (Berry et al 2016). A pesar de que si analizamos el ritmo del último parcial del duatlón comparado con la carrera a pie de los triatlones olímpicos a nivel élite, se puede observar cómo la fatiga es un poco mayor en el duatlón. Respecto a las diferencias que encuentro entre un triatleta y un duatleta, mayormente es la composición corporal; podemos decir que un duatleta tiene una composición más ectomórfica en el tren superior respecto a un triatleta.
Mi opinión es que cada atleta o triatleta debería llevar la zapatilla para la que su pie o cuerpo esté preparado. Por lo habitual suelo ver muchos pies de triatletas que no están preparados para llevar zapatillas voladoras, ni por el peso del triatleta, ni por su técnica de carrera, así como la velocidad de carrera a pie en el segmento pedestre, por lo tanto llevar este tipo de zapatillas en vez de ayudarnos puede ser un elemento predisponente a la lesión. Creo que lo más recomendable es que los deportistas se dejen asesorar por profesionales cualificados y escojan el calzado más óptimo en función de sus características, experiencia, prueba, etc.